Rumores


Había una vez un hombre que estuvo contando rumores acerca del sabio del pueblo. Con el tiempo, aquel chismoso se dio cuenta de que había actuado mal. Fue a pedirle perdón al sabio y le pregunto como podía corregir el error. El sabio le pidió una sola cosa: agarra una almohada, sube con ella al edificio más alto de la ciudad y la abres con un cuchillo para esparcir al viento las plumas que estaban dentro. El chismoso se quedo extrañado, pero decidió complacerle. Luego volvió a ver al sabio y le pregunto:

—¿Ya estoy perdonado?
—Antes debieras recoger todas las plumas —respondió el sabio.

—¡Pero eso es imposible! El viento ya las ha dispersado —protesto.

—Pues igual de imposible es deshacer el daño que has causado con tus palabras

—concluyo el sabio.


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